El Ultraísmo fue un movimiento literario de vanguardia que se definió fundamentalmente por su oposición al modernismo y a la Generación del 98. El ultraísmo se desarrolló en España y Argentina, fue en este último país donde encontró un desarrollo más acabado. Hay que recordar que en Argentina estaba presente la influencia del modernismo esencialmente a través de Leopoldo Lugones. Contra ese movimiento se levanta el ultraísmo, cuyo teórico más importante fue el joven Jorge Luis Borges.

Es interesante ver el afán de oposición de los ultraístas. Se conciben a sí mismos como un grupo de literatos rupturistas en relación con la poesía anterior.
En Argentina ya existía desde 1915 una corriente que se oponía al modernismo: el sencillismo, que como lo dice su nombre, quería dejar de lado lo ampuloso que poseía la poesía de Darío y Lugones. En algunos puntos se encontraron el ultraísmo y el sencillismo: en la búsqueda de la economía de la expresión poética. Sin embargo, se puede decir que la poesía ultraísta va más allá que el sencillismo al pretender eliminar totalmente la anécdota, los lazos o nexos entre las palabras y reducir a una secuencia de imágenes la poesía quitándole todo lo afectivo. Sencillistas y ultraístas se opusieron al modernismo, pero lo hicieron desde diferentes perspectivas.
La poesía ultraísta tiende a ser un poco hermética, críptica, que se aleja de la vida objetiva para refugiarse en la interioridad del poeta. Esta poesía quiere ser síntesis, emoción pura y descolocaba al lector tradicional sorprendiéndolo con sus imágenes tradicionales.
